498. Casualmente

Fiel a su palabra, Erick se aseguró de que no los molestaran. Mauve no se movió del escritorio hasta que fue hora de la segunda comida y no habría sabido hacerlo si Jael no hubiera interrumpido su trabajo.

—A este ritmo, preferirías seguir lidiando con esas cartas que incluso comer —murmuró detrás de ella.

—¿Eh? —preguntó ella, levantando y girando la cabeza para mirarlo.

—¿No tienes hambre? —preguntó él con los brazos cruzados mientras la miraba.

—No realmente —respondió ella—. Probablemente porque su primera comida terminó hace menos de tres horas.

Sus hombros se estaban poniendo rígidos, sin embargo. Esa era la única incomodidad que enfrentaba. Bueno, tal vez tenía un poco de sed.

—Pues yo sí —respondió él.

Mauve frunció el ceño, ¿él estaba haciendo un berrinche?

—Está bien, debería ser hora de la segunda comida, ¿verdad? ¿Quieres salir ahora? —preguntó ella.

—Hmm —respondió él y se sentó derecho, atrayéndola hacia su pecho. Tomó una respiración profunda pero no la soltó.