—Subir allí no será un problema, es bajar lo que sería el problema.
—Sí, pensé en lanzarla y que tú la atraparas —dijo Mack.
Luis reía con ganas pero se detuvo cuando vio la expresión en el rostro de Mack. —Espera, ¿hablas en serio? —preguntó Luis horrorizado.
—¿Qué tiene de malo? Será más rápido que averiguar cómo bajar con ella.
—¡No! —Luis dijo enérgicamente—. No vamos a arrojarla por la ventana.
—Estarás aquí abajo para atraparla —dijo Mack con confianza.
—No, nada de eso. Además, yo seré el que suba. Tú espera aquí.
—¿Está seguro de eso porque estoy bastante seguro de que mi idea original es mejor y nos ahorraría más tiempo? —Luis negó con la cabeza mientras trataba de procesar las palabras de Mack, sin saber si era una broma o no.
—Tú quédate aquí. No la lanzaré hacia ti pero en la desafortunada circunstancia de que se me resbale de las manos y caiga, atrápala.
Mack asintió, su expresión mostraba hesitación y confusión, pero no las expresó con palabras.