616. No es una broma inofensiva

Mauve no salió de la biblioteca hasta que casi era hora de la segunda comida, y Jael vino a buscarla. No parecía muy contento cuando vio a Luis sentado junto a ella.

Los libros habían sido guardados hace tiempo, y simplemente habían pasado el resto de las horas hablando de cosas al azar. Mauve había leído un libro en algún momento, y Luis también. Él ofreció algunas recomendaciones, y ella las aceptó con gusto. Como siempre, su compañía siempre era apreciada.

—Jael —exclamó mientras se levantaba. Corrió hacia él y lo abrazó, incapaz de contener su felicidad.

—Alguien está de buen humor —comentó él y se inclinó hacia atrás para poder mirarle la cara—. ¿Pasó algo?

Mauve no se perdió la mirada fulminante que le lanzó a Luis. —¿Qué? —preguntó fingiendo una expresión de horror—. ¿Estás diciendo que no puedo estar feliz de verte?

—No dije eso —respondió él y bajó la cabeza para besar sus labios. La sostuvo por la cintura mientras profundizaba el beso.