—No me vengas con eso; estabas prácticamente encerrado e inalcanzable. Dudo que eso haya pasado por nada —respondió Luis.
—Bueno, digo que no es nada. ¿Hemos terminado aquí? —preguntó Jael.
—¿Podrías intentar ser agradable por una vez? —preguntó Luis.
—No entiendo por qué estás tan preocupado por esto. No es asunto tuyo.
—¿Estás bromeando? ¿Te has mirado esta mañana? Pareces un fantasma. Tienes bolsas debajo de los ojos, lo que significa que no dormiste lo suficiente. De alguna manera, parece que literal perdiste la mitad de tu peso original de la noche a la mañana. No quiero imaginar en qué estado está Mauve.
—¿Qué estás intentando decir? —preguntó Jael oscuramente—. Lo que pasa entre Mauve y yo no es asunto tuyo. Deberías aprender a no meterte en los asuntos privados de otras personas.