689. No sutil

Jael besó a Mauve mientras la detenía frente a su habitación. Por mucho que quisiera seguirla dentro de la habitación, tendría que ocuparse de los Garth, que lo estaban esperando en el salón de dibujo. Pudo ver la preocupación en sus ojos cuando ella se apartó. Su ansiedad lo desgarraba. Quería decirle que no había nada de qué preocuparse, pero dudaba que eso la calmara. Aun así, se sintió obligado a intentarlo.

—No hay nada de qué preocuparse —susurró, tomando su barbilla y mirándola profundamente a los ojos.

Mauve cerró los ojos y asintió.

—Lo sé —murmuró, abriéndolos lentamente—, pero el Señor Garth parecía incluso más enfadado que el Señor Levaton...

Con quien tuviste una relación con su hija, estuvo a punto de añadir, pero se mordió la lengua.

—Su ira o acciones no pueden cambiar nada. Eso podría explicar por qué está tan enfadado —sonrió Jael.