735. Nombres

—El bebé pateó.

—¿Qué? Ojalá estuviera allí para verlo. —Él miró su estómago, pero no intentó tocarla, no es que pudiera con la bandeja delante de ella.

—Siempre habrá una próxima vez —ella le sonrió—. ¿Deberías estar aquí? ¿No estás ocupado? —Mauve preguntó.

—Nunca estoy demasiado ocupado para ti. —Él se tumbó de espaldas con los brazos bajo su cabeza. Sus piernas todavía colgaban del borde de la cama, y él hizo contacto visual con ella mientras hablaba.

—Jael —ella gritó, un poco molesta de no poder evitar la sonrisa que apareció en su rostro.

—No tenemos ningún entrenamiento o caza hoy, así que no pienses que estás interrumpiendo algo —dijo Jael.

Mauve sonrió y quiso hacer más preguntas pero decidió no hacerlo. Se preguntaba si esa era la razón por la que él estaba de tan buen humor, pero no lo presionó más. Mauve tenía una idea vaga de cómo iban las cazas últimamente. Algunos días eran exitosas, otros no.