—Papá, estoy muy ocupada. Tengo plazos que cumplir y no hay razón para que te acompañe a tu reunión con Fu Mingze.
—¿Fu Mingze? Ya lo llamas por su nombre —Tao Hui preguntó con una ceja levantada.
—Hice dormir a su hijo, así que creo que es justo que lo llame por su nombre —Tao Luqi rodó los ojos y dijo.
—Tao Luqi, vi la manera en que lo miraste, prácticamente tenías estrellas en los ojos —Tao Hui se rió suavemente y dijo.
—¿Qué? Eso... eso no es cierto. Solo me sorprendí al ver el rostro detrás del nombre que siempre estabas mencionando y además le prometí a Dai Qiao que conseguiría una cita con él —Tao Luqi argumentó.
—Esa es una promesa precipitada, me pregunto qué estabas pensando cuando la hiciste —Tao Hui comentó.
—De todas formas, no voy a ir. Soy diseñadora y no empresaria, no veo ninguna razón por la cual tenga que estar allí —Tao Luqi insistió.