Cuando Tao Luqi entró en la sala de conferencias, se detuvo un momento al ver a Fu Mingze hablando con su padre.
Ambos hombres detuvieron su conversación y la miraron.
Tao Luqi se aclaró la garganta y se sentó junto a su padre.
—Creo que no es necesario hacer presentaciones, ¿verdad? —preguntó Tao Hui.
—Así es. La señorita Tao y yo hemos tenido la oportunidad de conocer algunas cosas el uno sobre el otro la última vez que nos encontramos —dijo Fu Mingze con un atisbo de sonrisa en su rostro.
Tao Hui miró a su hija y vio que estaba ligeramente nerviosa, no pudo evitar preguntar —Si puedo preguntar, ¿ocurrió algo entre ustedes dos?
Antes de que pudieran responder, la puerta de la sala de conferencias se abrió con fuerza y Ye Qingyi entró diciendo —¿Qué podría pasar entre mi prometido y tu hija?
—¿Tu prometido? —preguntó sorprendida Tao Luqi.
—No sabía que estabas comprometida y con una mujer tan hermosa, por cierto —añadió Tao Hui.