—¡Cuñada, cuñada! Ahh, hermano mayor, duele, déjame ir —Lin Yi, que era arrastrada como una muñeca de trapo, sintió como si hubiera caído al infierno en tan solo un par de minutos. La fuerza de Lin Jing no era ninguna broma, él era cazador y estaba acostumbrado a lidiar con animales de vez en cuando, incluso había enfrentado a un oso una vez. Solo cuando estaba con Su Wan mantenía su fuerza bajo control, ahora que había perdido el control de su temperamento, era evidente que Lin Yi iba a sufrir.
—¡Cuñada, ayuda! ¡Ayúdame! —Lin Yi no pudo evitar gritar, su cabello estaba enredado en el puño de Lin Jing y él la arrastraba por el suelo frío de los cabellos, era como sufrir doblemente. Lin Yi lloraba de dolor pidiéndole ayuda a He Rong pero esta no se movió ni un centímetro de su escondite.