—¿Wan Wan, la sorpresa fue buena? —Lin Chen, cuya experiencia con mujeres apenas llenaba una cucharada, no se dio cuenta del grave peligro en el que él y sus hermanos estaban y en su lugar vertió un barril entero de aceite de queroseno en el fuego que ya ardía.
Su Wan lo miró fijamente, y lentamente examinó a sus esposos, un poco confundida y curiosa... ¿Realmente estaban tratando de reconciliarse con ella o estaban intentando vengarse por cada vez que ella los había bromeado? Si no los conociera mejor, hubiera pensado que estaban tratando de romper completamente el jarro ya roto.