—¿Eso es bueno? ¿Cómo es esto bueno? ¿Qué tiene de bueno esto? —Su Wan, que estaba siendo aplastada por la imponente figura de Lin Jing, no pudo evitar rugir interiormente. Lin Jing desmayándose sobre su pequeño cuerpo, del tamaño de un duende, con su corpulenta estructura de siete pies y un marco muscular, no era ninguna broma. Su Wan sentía como si estuviera siendo aplastada por un sólido peñasco.