—¡Hermano mayor! —gritó Lin Yan mientras intentaba quitarle la cuerda a Lin Jing, pero este último ya la había lanzado a Lin Yu, quien, con una velocidad inusual, sacó dos hilos y devolvió la cuerda a Lin Yan, quien estaba sorprendido y la atrapó instintivamente, perdiendo el momento exacto para evitar que sus hermanos se ataran los hilos alrededor de sus muñecas—. ¡Ustedes! ¿Acaso son unos idiotas? ¿No escucharon lo que dijo mamá? Todos ustedes pueden morir por mi culpa... ¡¿Cómo pueden hacerlo?! ¡¿Por qué hicieron esto?!
—Porque eres nuestro hermano —dijo Lin Jing simplemente mientras le acariciaba la cabeza a Lin Yan, disfrutando de la sensación suave y sedosa bajo su mano—. Ay, ya habían pasado años, después de que Lin Yan creció, no le dejó acariciarle la cabeza en absoluto—. No podemos verte morir, y tampoco podemos dejar que Wan Wan sufra sola. Esto es lo que se supone que debemos hacer, ¿de acuerdo?
—Pero...