Era vergonzoso que Arabella también estuviera preocupada por perder el control ahora. Antes era solo Fernando. Pero ahora, también tenía que preocuparse por ella misma.
Se dio cuenta de que había sido honesta con sus deseos en esta vida. Comía la comida que le gustaba, decía lo que quería y hacía lo que le placía.
Ahora, su deseo carnal había sido despertado por Fernando y de alguna manera sabía por experiencia que le seguiría molestando durante mucho tiempo.
Dado que ya tenía experiencia en este asunto, Arabella pensó que estaría bien incluso cuando Fernando desencadenara su lujuria como lo hizo en su vida pasada. Pero solo con lo que había pasado hoy, podía decir que no le sería fácil.
Pero, de nuevo, ella había dicho que maximizaría esta vida. Además de expiar sus pecados, también viviría su vida al máximo.
Su mente era lo suficientemente madura para saber que el sexo era una parte normal de la vida. Simplemente debería disfrutarlo también.