—¿Y podrías por favor dejar de ocultarme secretos? ¿Podrías al menos dejarme participar en asuntos importantes? —preguntó Arabella y Fernando se quedó helado.
Estaba claro que aún no estaba listo para contarle sobre su verdadera identidad.
—Yo… —Fernando miró hacia otro lado.
[¿Cómo puedo no hacerlo? ¿Y si huyes de mí por miedo y asco? ¿Y si me odias? Mucha gente ya me ve como un monstruo incluso en este cuerpo humano. ¿Cuánto más cuando vean mi verdadera forma? No me importa lo que piensen los demás, pero no quiero ser llamado y percibido como un monstruo incluso por ti. No estoy seguro de poder soportarlo si te alejas de mí.]
—Fernando, —Arabella le tomó la cara y le hizo encontrar su mirada. Podía ver el miedo en sus ojos. —Puede que aún no te quiera tanto como tú a mí. Pero creo que ya estoy empezando a quererte.
Fernando estaba con los ojos muy abiertos y la miró fijamente durante unos segundos evaluando si ella hablaba en serio.