Lucille era bendecida y amada por todos.
O al menos eso pensaba ella.
Se decía que era la más bella y adorable de Obrusca, y todos la apreciaban.
Destacaba en todo lo que hacía, así que también era considerada una aprendiz rápida. Todos decían que era talentosa.
De hecho, en su reino, Lucille era la mejor en todo lo que hacía.
Aparte de su belleza y elegancia, tenía una mente brillante, por lo que todos pensaban que tenía un buen futuro por delante y que se casaría con uno de los mejores hombres de Eliora.
Estaba entre las pocas jóvenes nobles que eran alabadas por algo más que su belleza o su habilidad en tareas relacionadas con ser una buena esposa.
Era buena estudiando y destacaba en todas las materias que intentaba aprender.
Era el orgullo de Obrusca y de sus padres.
Su madre tenía muchas palabras de elogio para ella. Frecuentemente decía que era su estrella y su esperanza. Y quería mucho a Lucille.