—N-no. Pero yo… ¿Cómo puedo ser un buen yerno? —preguntó Fernando de repente. No quería perder ante Ícaro en nada, así que estaba siendo competitivo una vez más.
Estaba agradecido de que Arabella le asegurara que estaría de su lado sin importar qué, pero aún así quería tomar acción antes de que fuera demasiado tarde.
No podía evitar compararse con Ícaro, ya que temía que este último lentamente le robara su lugar como esposo de Arabella si dejaba las cosas así.
Si no puede ganarse a Benjamín, solo podría esperar que sus padres permanecieran de su lado.
Arabella se detuvo de reírse. Esa no era la respuesta que esperaba. Su marido realmente se preocupa mucho. Pero lo entendía, ya que probablemente ella también pensaría en estas cosas si tuviera suegros.