—¿Cree usted en la reencarnación, Su Majestad? —preguntó Reneé primero.
—Sí. Escuché de los ancianos en Lobelius que cuando las personas mueren, pasan a la siguiente vida.
Era común entre los ancianos decirles a los jóvenes que se comportaran bien para tener un buen futuro en la próxima vida.
Arabella no creía en eso antes, pero ahora sí. Y Reneé era prueba de ello.
«¿Ella sí? ¿El Gran Templo influencia mucho en Lobelius? No creía en la reencarnación, en el más allá ni en la próxima vida cuando era Evelyn. Solo me di cuenta de que era cierto cuando me sucedió a mí».
—Es correcto, Su Majestad. Vamos a la próxima vida después de la muerte. Pero no se supone que tengamos recuerdos de nuestras vidas anteriores —explicó Reneé—. Pero yo sí. Recuerdo mis vidas pasadas. Esta es mi tercera vida.