No huelo nada

—Sí. Mucho mejor —Fernando inhaló cerca de su cabello y besó su nuca.

[Huele tan bien. He estado deseando este aroma todo el día. Deseando que este suave cuerpo esté en mis brazos otra vez. Su voz. Su risa. Su sonrisa. Sus ojos. Todo esto. Quiero todo de ella. ¿Cómo puede ser que no me extrañe en absoluto cuando estoy tan frustrado todo el día por no ver su cara?]

Fernando siguió apretando su abrazo como si intentara mostrarle cuánto la había extrañado y dejarle sentir un poco su frustración.

Arabella disfrutó del momento, incluso cuando empezó a doler, ya que se sentía tan bien ser abrazada tan fuerte por él.

—¿De verdad no me extrañaste en absoluto? —Fernando volvió a preguntar con voz apagada.

Arabella se echó a reír. Su esposo estaba lindo cuando estaba así. Se sintió mal por hacerlo sentir solo, así que decidió admitirlo.