La lluvia continuaba cayendo en torrentes mientras las doncellas se apresuraban a cerrar todas las ventanas del estudio de Arabella en la mansión.
Una vez que todas las ventanas estaban bien cerradas, las doncellas realizaron su tarea asignada.
Cuando terminaron, Arabella hizo que todas salieran excepto Reneé.
—Reneé, pareces tensa. ¿Ha ocurrido algo? —Arabella mantuvo su máscara de sonrisa a pesar de sus preocupaciones.
Estaba ansiosa por hacer un montón de preguntas y reprender a Reneé, pero hizo su mejor esfuerzo por mantenerse tranquila.
Esperaba que Alwin hubiera podido prevenir el intento de Reneé de envenenar a la Reina Fatima.
—Yo… Uhm, Su Majestad, quisiera renunciar como su doncella a partir de hoy —informó Reneé ahora que tenía la oportunidad de hablar. No retrasó más sus palabras ya que necesitaba escapar en caso de que alguien descubriera que fue ella quien envenenó a Fatima.