Arabella estaba dándole a su esposo su merecido abrazo cuando…
—Ejem.
Arabella y Fernando se sorprendieron cuando escucharon a alguien aclarar su garganta. Sin embargo, se mantuvieron en los brazos del otro. De hecho, solo hizo que se aferraran más el uno al otro.
—Parece que este viejo no es necesario aquí. Me iré entonces.
—¿P-padre?! —Arabella abrió los ojos de par en par cuando escuchó la voz de su padre. Instantáneamente se distanció de su esposo como si los hubieran sorprendido haciendo cosas lascivas.
«¿Por qué no me dijo que el padre estaba aquí?» Miró a su esposo, y él estaba tan sorprendido como ella.
—Mis más profundas disculpas. Aprecio tanto a su hija que me sentí muy feliz de ser recibido por ella así —Fernando se inclinó. Trataba de mantener una apariencia digna a pesar de disculparse, pero su rostro estaba rojo de vergüenza porque se había olvidado por completo de que su padre estaba con él.