Arabella tragó saliva cuando reconoció la ciudad a la que Fernando se dirigía. Era donde una vez fue encarcelado, torturado, expuesto en público.
Ella jadeó y se cubrió la boca ante la vista que les recibió en la puerta de entrada.
—¡No! ¡Esto no está pasando!
Las viejas alas de Fernando estaban expuestas allí. Y al lado, el cuerpo sin vida de alguien estaba colgado. Los pájaros se estaban dando un festín con él.
Era el de Ellie.
Su pecho se tensó. Arabella sintió que tanto furia como dolor la llenaban. Ellie era una persona tan amable. Era tan amable incluso con Fernando, que era un dragón. No merecía este tipo de muerte.
Arabella finalmente entendió lo que había sucedido. La gente de aquí fue al lugar de Ellie y la capturaron. Ella pudo intuir la razón por la que lo hicieron.
Fue porque Ellie ayudó y liberó a Fernando.
Pero Ellie solo lo ayudó porque todos eran crueles.