—Shen Li no le respondió —continuó mirándole a los ojos pero ella no veía el arrepentimiento en esos ojos negros brumosos—. Le molestaba que ella se hubiera lastimado pero no se arrepentía en absoluto de sus acciones. Y eso solo alimentaba su ira mientras agarraba su cabello con más fuerza y lo tiraba de la cama—. ¿De verdad quieres jugar a esto, Li? Te prometo que no te gustarán las consecuencias de tus acciones, no en este momento. Así que, ¿me vas a dar la respuesta que quiero? ¿Valió la pena? ¿Algo?
—No quería que te lastimaras —dijo Shen Li mientras trataba de alejarse de ella, una expresión dolorosa grabada en su rostro cuando notó que el agarre de Yu Dong en su cabello se había apretado aún más y trató de liberarse de su sujeción—. Lo siento por haber hecho algo que te hirió y prometo que nunca volveré a hacerlo—