—La lluvia no va a parar pronto, ¿verdad? —preguntó preocupada la Abuela Fang mientras cubría a Fang Chi con una manta, aunque había un brasero encendido en la habitación, la brisa del mar combinada con la lluvia torrencial hacía que la temperatura bajara. Aunque no hacía frío, Fang Chi estaba ahora embarazado de un hijo, sería bastante problemático si él se resfriara, así que la Abuela Fang decidió cuidar de él sin cometer el más mínimo error.
—No, no lo hará —sacó el pulgar del Pequeño bollo de su boca y le entregó un anillo de dentición Yu Dong—. La lluvia va a continuar hasta el fin de semana y no va a parar incluso después de eso, mientras la tormenta no pase por la aldea, me temo que esta es la situación en la que nos encontraremos.