¡Ojalá te ahogues!

—¡Ah, ustedes dos realmente son... Dong Dong! —Xiao Hua salió de la habitación mirando a Xiao Zimo y a Li Li con una mirada descontenta pero, apenas posó su vista en Yu Dong, se ajustó el chal y corrió hacia ella como un canario finalmente volando de regreso a su hogar—. ¡Te extrañé!

—¿De verdad? —Yu Dong le pellizcó la mejilla y soltó una risita—. Solo hace unas horas que te vi.

—Realmente sabes cómo burlarte de mí, ¿cómo puede eso llamarse verte? ¡Ni siquiera pude acercarme porque estabas muy ocupada! —Xiao Hua hizo un puchero mientras golpeaba a Yu Dong en el brazo y decía—. Pero luego frunció el ceño y miró a Yu Dong, que estaba tan empapada que bien podría haber saltado a un estanque y haber nadado con su ropa—. ¿Qué estabas haciendo? ¿Por qué estás tan empapada? Ve y cámbiate de ropa primero.