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Yu Dong lo besó de nuevo y Xiao Hua intentó detenerla con toda la paciencia que pudo, no quería atar a Yu Dong de esa manera, no cuando ella estaba tan enojada y molesta con él, no cuando estaba en peligro por su culpa. Viendo que él todavía resistía, Yu Dong mordió sus labios insistentemente. —Esto es algo que quieres, no lo niegues... Xiao Hua. Sé que tú también lo quieres, así que por favor deja de luchar, te lo suplico. No me rompas el corazón porque moriré por dentro.
—¿Dong Dong..?
—No, no pienses nada —deslizó sus manos dentro de su pantalón que se había aflojado en algún momento, y sus dedos recorrieron su grueso miembro—. Esto no es algo que puedas negar como desees, sé que tienes miedo, pero me aseguraré de que nadie salga herido, te lo juro. Puedes luchar contra mí una y otra vez, si eso es lo que quieres, pero no puedes negar lo que tenemos, no te dejaré ir cuando has prometido estar conmigo.