—Tienen que estar bromeando, no pueden estar dudando de mi sobrina —dijo el Jefe de aldea Gu sintiendo cómo se oscurecían sus ojos al girarse para mirar a la mujer que hablaba sobre Pei Yuyan.
—Incluso los ojos de Gu Li se abrieron de par en par al mirar a las mujeres que dudaban de la hija a la que había adoptado, ¿cómo podían siquiera pensar en Pei Yuyan, si era una chica tan dulce? —reflexionó.
—Jefe de aldea Gu, sé que esto te molesta pero tienes que pensarlo bien, Pei Yuyan era una de las admiradoras de Xiao Hau y era una de las mujeres que más se enojó cuando él dejó de trabajar como cortesano —dijo Madre Qui, que había visto la agresividad que esa chica podía mostrar cuando surgía la oportunidad—. La hemos visto crecer y sabemos de lo que es capaz... matar a un tritón si alguien en el pueblo puede lograrlo, seguramente ella puede hacerlo —hizo una pausa y luego se giró para mirar al resto de las mujeres que la incitaban a hablar más y luego suspiró mientras añadía.