—¿Qué quieres decir con que esto es lo mejor que puedes darme? —El Viejo Tang estaba furioso mientras señalaba el tazón que tenía un porridge de arroz aguado y luego miraba los tazones de los otros mers llenos de granos de arroz—. ¿Por qué no puedo tener un porridge como ese? ¿Por qué me das este porridge aguado, acaso me comí a tus hijos o qué?
El mer encargado de servir el porridge de arroz no respondió de inmediato, en cambio, esperó hasta que hubo servido algo de porridge a otro mer que esperaba con un tazón en sus manos, echó una generosa cantidad de porridge en el tazón del otro mer y el Viejo Tang miró al mer que finalmente se volteó a mirarlo con una sonrisa que no era una sonrisa y respondió:
—Viejo Tang, no quería ser difícil contigo pero no creas que no sabemos de ti y tu familia colándose algo de porridge ayer cuando los mers responsables no estaban mirando.