—El viejo Tang se cubrió el rostro y comenzó a sollozar mientras decía—. Cuando nos divorciamos prometiste que ayudarías a tu nieto aunque le hicieras el feo a tu hija pero ahora que te pido que te ocupes de nuestra Cheng Cheng, ¡estás poniendo excusas! ¿Realmente tienes que ser tan despiadado? ¿Pararás si yo también muero?
—¡Qué tonterías estás diciendo! —La vieja señora Yu se quedó sin palabras ante las tonterías que el viejo Tang estaba soltando, ni siquiera podía entender la mitad de lo que decía, ¡todo lo que sabía era que el hombre estaba haciendo un berrinche sin razón alguna!
De hecho, el viejo Tang también pensaba que estaba actuando como un tonto, pero la verdad era que cuando pensaba en la suma extra de dinero que podría obtener si acosaba a su esposa para que estuviera de acuerdo con lo que él decía, su vergüenza disminuía un poco mientras su descaro empezaba a brillar en todo su esplendor.