—Cerberus. —Bai Xifeng gritó.
Cerberus no se movió tras el impacto. El lobo de tres cabezas yacía allí inconsciente. Bai Xifeng intentó acercarse a su bestia contratada pero el hombre frente a ella no se lo permitió.
El hombre le agarró la cara. Miró detenidamente el rostro. —Qué lástima... Vas a morir pronto. —Abrió su boca queriendo succionar su alma.
—Baishe. —Bai Xifeng susurró.
Entonces una fuerza poderosa hizo que el hombre soltara a Bai Xifeng y lo enviara volando contra la pared. El hombre tosió algo de sangre. Miró a Bai Xifeng y notó a alguien vestido de blanco parado junto a la chica.
Baishe se agachó y revisó el estado de Bai Xifeng. Se alivió al ver que Bai Xifeng no estaba en mal estado.
—Toma tu elixir. Descansa. Déjame manejar esto. —Dijo Baishe.
Bai Xifeng asintió débilmente.
—¿Quién eres? —preguntó el hombre.
—No es asunto tuyo. —Baishe entrecerró los ojos.
—Bien... Ya que vienes, también serás mi comida. —El hombre se rió.