—¿Qué? Qué absurdo. ¿Cómo puedes creer algo así? —gritó Jiang Wencheng discutiendo con Jiang Huan.
—¿Me estás diciendo que mi hijo miente sobre algo así? Entonces, llamemos a los miembros de la Familia Xie que fueron al reino. Todos oyeron alto y claro que Jiang Guangli habló sobre acostarse con sus tías. Una de ellas era mi esposa y el hijo más joven que mi esposa dio a luz era su hijo —fulminó con la mirada a Jiang Wencheng Jiang Huan.
Jiang Guangli se puso pálido. Había tenido algunos conflictos con miembros de la Familia Xie. Ellos no mentirían por su bien.
El Patriarca Jiang entrecerró los ojos. Luego, interrogó a Jiang Huan:
—¿Dijiste las píldoras de la verdad?
—Sí, eso es lo que me dijo mi hijo. Cuando alguien consume la píldora, esa persona solo puede decir la verdad durante aproximadamente una hora —dijo Jiang Huan.
—Oh... Qué interesante —dijo el Patriarca Jiang—. Miró a Jiang Huan—. ¿Podemos conseguir la píldora?
—Eso... No lo sé —dijo Jiang Huan.