—¿Por qué me llamas? —preguntó Bai Guowei.
—¿Tienes un carruaje? —respondió el oficial con una pregunta.
Bai Guowei ya había concluido algo a partir de la pregunta y la presencia de Bai Xiang. Sonrió con desdén. —¿Nuestro Gran General Bai quiere arrebatarme todo de nuevo?
—¿Es eso algo que ganaste por ti mismo? —resopló Bai Xiang.
—Tú... —Bai Guowei quiso maldecir.
—Señor Bai Guowei, por favor responda mi respuesta primero. —El oficial detuvo la pelea antes de que escalara.
—Por supuesto que sí. Tengo tres de ellos —declaró Bai Guowei.
—¿Cada carruaje tiene este símbolo? —el oficial mostró el símbolo a Bai Guowei.
Bai Guowei miró el símbolo. Conocía el símbolo. Era el símbolo de su familia. Asintió subconscientemente.
El oficial entonces hizo otra pregunta. —Tienes un hijo de alrededor de 8 años, ¿verdad? ¿Sabes a dónde fue ayer?
—Tengo un hijo. ¿Espera? ¿Por qué me haces esas preguntas? ¿Puedes decirme de qué se trata todo esto? —preguntó Bai Guowei.