—¿Va a venir hoy su señorita? —preguntó Liu Jun.
—Lo siento, Su Alteza. No lo sé —respondió Hu Meifeng honestamente.
Liu Jun se sintió decepcionado al escuchar eso. Después de su reunión en el último banquete, nunca volvió a verla. Era como si esa chica lo evitara perfectamente.
—¿A quién se refiere con "señorita"? ¿Ha conocido a otra nueva señorita además de Bai Chunhua? —preguntó Zou Weizhe.
—No... —Liu Jun negó con la cabeza.
—Su señorita se refería a la hija del General Bai. Escuché que era fea —dijo Zou Weizhe.
—¿Quién te dijo eso? —Liu Jun frunció el ceño.
—Escuché el rumor sobre la hija del General Bai. Algunas personas sentían lástima por el General Bai por tener una hija inútil y fea —dijo Zou Weizhe.
Si se tratara del antiguo Liu Jun, se habría reído y admitido la noticia. Sin embargo, ya no era el mismo. ¿Cómo podría admitir que era fea cuando ella era una diosa que descendió al mundo mortal?