—¿Por qué me miras así? —Yolanda Yoder notó su mirada y se rió—. Descuida, no diré nada.
—¿Decir algo sobre qué? —preguntó Amalia casualmente.
—¿Pasó algo? —Yolanda Yoder sonrió y preguntó a su vez.
Amalia negó con la cabeza.
—Así no funcionará. Necesitamos encontrar una forma de lidiar con esos dos viejos —dijo ella.
—Y también están las Aguas Abismo Crepúsculo. La situación de Bernando Houssay y María Valverde tampoco parece muy buena.
—Tía, ¿por qué no regresas primero a Ciudad Fruta e informas al Sr. Lin sobre la situación aquí? Creo que el tío abuelo puede manejar las cosas aquí conmigo y Kenny —Amalia reflexionó por un momento.
Yolanda Yoder obviamente sabía que ella era la más adecuada, y no dudó.
Amalia le entregó algunos objetos de autodefensa y le dijo que si se encontraba con situaciones particularmente peligrosas, podría detonar su artefacto espiritual.
Yolanda Yoder le dio a su sobrina una mirada de incomprensión.