El inicio de la guerra (Parte 6)

—Me gustaría ver qué tan habilidoso eres. Si no, te destrozaré en pedazos —rugió la Titanovíbora Negra, profundamente ofendida por su dignidad.

La expresión de Amalia permaneció calma.

Después de canalizar el poder de la Cuchilla de los Dos Dioses, el resplandor de la espada se suavizó.

Aunque ya no era como un deslumbrante mini sol, su indescriptible aura peligrosa no había disminuido en absoluto.

—Entonces probémoslo —dijo Amalia.

Cuando terminó de hablar, el aura aguda de la Cuchilla de los Dos Dioses estalló de repente, infundiendo miedo y provocando escalofríos en todos.

Se levantaron los pelos de punta, y la gente no pudo evitar especular: si tuvieran que enfrentar este ataque de frente, ¿todavía tendrían la voluntad de resistir?

Sin probarlo por sí mismos, no se atrevieron a emitir un juicio definitivo, pero desde la distancia, pudieron sentir la amenaza afilada que emanaba de la espada.

No pudieron evitar tomar una decisión.