Podían entender la excepcional fuerza de Kenny Lin, ya que era conocido como el principal talento del país.
Sin embargo, quedaron sorprendidos por las habilidades de Amalia, pues habían investigado sobre ella y sabían que no llevaba mucho tiempo cultivando.
Yolanda Yoder detectó la incredulidad y escepticismo en sus voces y sonrió con desgana —Sí, ella me ha sorprendido tantas veces. Pero…
Yolanda Yoder luego rió con alegría —Dado su excepcional talento, me siento aliviada. Considerando lo talentosos que eran mi hermano y el Abuelo Fernando, es natural que ella, como su descendiente, posea tales habilidades extraordinarias. Su creciente fuerza solo nos beneficiará a todos.
—Eso es cierto —acordaron los guardias, ahora sintiéndose más optimistas.
—Hola, Tía —saludó Amalia a Yolanda Yoder mientras se acercaba.
—Ya estás aquí; pasa —asintió Yolanda Yoder, guiándolos hacia el patio.
El patio estaba bien custodiado, tanto por dentro como por fuera.