Dahlia Luna tiritó, sintiendo un atisbo de miedo.
Decir que no tenía miedo de Kenny Lin o de su poderosa familia era imposible, pero al recordar los beneficios que le habían prometido otra persona, convocó un poco de valor.
Después de todo, era un hecho que su hermano había muerto a manos de Kenny Lin.
Mientras se aferrara a esta espada de justicia, ella era un miembro de la familia de la víctima, la parte más débil.
Kenny Lin era el más fuerte, destinado a no recibir la protección de la opinión pública.
En esta batalla, creía que ya tenía un setenta u ochenta por ciento de probabilidades de ganar.
La confianza de Dahlia Luna creció, y las comisuras de su boca se curvaron involuntariamente hacia arriba.
Le faltaba compostura.
Aquellos que notaron su cambio sacudieron la cabeza internamente.
Como acababa de decir un compañero de clase, aquellos que logran entrar en la Universidad Sendero Celestial no son tontos.