Asesino (Parte 8)

Lentamente pero de manera constante, la energía reparaba las heridas de Ángel Solana, deteniendo el flujo de sangre.

Sin embargo, la herida aún parecía grave.

Ernesto no había esperado que Amalia poseyera habilidades curativas.

Su habilidad era notable, capaz de detener heridas tan severas.

Mientras se asombraba, también sentía una profunda admiración por ella.

Después de un momento, las heridas de Ángel Solana finalmente se estabilizaron.

—Está bien, saquémoslo de aquí —dijo Amalia cuando la respiración de Ángel Solana se regularizó.

Ella cesó su curación, conservando la poca energía espiritual que le quedaba.

Ernesto ayudó a Ángel Solana a ponerse de pie, y Ángel Solana se estremeció mientras sujetaba su herida, soltando un gemido de dolor.

—Tranquilo ahora, mi herida no se ha curado completamente —dijo Ángel Solana.