—Tío, deberías descansar de verdad. Una vez que te sientas mejor, podremos charlar más —dijo Ella suavemente, mientras Eric le secaba delicadamente las lágrimas con un pañuelo.
—Lila miró a Ella y comentó:
—Qué niña tan buena. ¡Nunca esperé que nuestro Bobby... realmente tiene suerte!
—Bobby, lleno de alivio, soltó la mano de Ella. —A Dean también le alegraría saberlo.
—La expresión de Lila se ensombreció con esto:
—Ese sería tu primo. No hemos tenido noticias de él en meses. No tenemos teléfonos móviles, y cuando intentamos llamar, su teléfono siempre está apagado.
—El corazón de Ella se hundió, e instintivamente miró a Eric.
—Eric la tranquilizó con voz baja:
—No te preocupes. Ya he organizado que alguien lo encuentre.
—Ella asintió, aunque no pudo deshacerse de la sensación de inquietud que tenía sobre su primo, a quien nunca había conocido.
—Después de todo, él era el único hijo del Tío...