¿Y qué si te he golpeado?

—Eres un patán deslenguado —escupió Ella con desdén—. ¿Te atreves a insultar a mi madre? ¿Acaso tienes derecho? El Grupo Carter conspiró contra mí, contra mis acciones e incluso mi vida, y ahora que te enfrentas a las consecuencias, ¿me culpas? ¡Eres tan cobarde como tu padre y tu abuelo!

La risa helada de Ella atravesó la sala antes de que se volviera hacia Benjamín. —¿Ves, primo? El Grupo Carter no produce más que escoria. Tuviste suerte de terminar en otro lado.

Benjamín asintió en silencio, incapaz de encontrar palabras para la amargura retorcida en la expresión de Max.

Max, todavía aturdido, por fin escupió con ira. —Ella, ¿te atreves a golpearme frente a la policía? ¡Te acusaré de agresión!

Ella soltó una carcajada, burlándose de él. —¿Agresión? Qué va. Solo espanté a un perro ladrador. ¿Acaso tienes dinero para contratar a un abogado? ¿Necesitas que te preste algo?

La sala, tensa hace momentos, se iluminó con risas.