Un abrazo largamente esperado

La habitación quedó en silencio mientras todos se volvían, atónitos, al ver a un enjambre de agentes uniformados irrumpiendo, con las armas desenfundadas.

—¡Suelten sus armas!

—Señor Barry, está bajo sospecha de secuestrar al señor Eric Nelson. ¡Coopere y baje su arma!

—¡Todos, suelten sus armas ahora!

Las piernas de Barry casi cedieron al reconocer al grupo como fuerzas internacionales de la ley. Eric, aún compuesto, soltó una risa fría. Alzando una ceja, dijo con calma, —Sé inteligente en esto, Barry. La policía militar de tu país y los investigadores criminales están aquí. Resistirse no terminará bien para ti. Piénsalo bien—esta fue una trampa de tu hermano. Quizás es hora de reflexionar sobre tu estupidez.

Barry temblaba de ira, su corpulencia se sacudía mientras la voz de Bowan crujía a través del teléfono. —Barry, ¿qué está pasando allí?