De vuelta en el hotel, Ella yacía exhausta en la cama. Tras beber un poco de agua, su estómago se agitó de nuevo y corrió al baño para vomitar.
Eric estaba a su lado, con el corazón dolido mientras la veía sufrir. Desearía poder asumir el embarazo por ella.
—Dicen que las náuseas fuertes significan que es una niña —dijo Eric con una sonrisa animada mientras le frotaba la espalda.
Ella se enjuagó la boca y le lanzó una mirada inquisitiva. —Eric, ¿vas a ser uno de esos que prefieren hijos a hijas?
—Claro que no —respondió Eric sin dudarlo—. Hijos, hijas—para mí es igual.
—Hmph, ¡pensé que algunas personas preferían hijos!
Ella rió a pesar de sí misma, sus ojos brillaban de alegría aunque aún se sentía físicamente mal.
Eric le dio un suave golpecito en la frente. —Creo que *tú* eres la que quiere un hijo.
—¡Eric, cómo te atreves a calumniarme así!
Ella le dio un puñetazo juguetón con sus pequeños puños, riendo todo el tiempo. Mientras bromean, suena el teléfono de Eric.