Habitación 909.
La señora Harris le daba sopa a Ella, sus ojos llenos de lágrimas mientras miraba el rostro mucho más delgado de Ella.
—Joven Ama, cuide su salud. Tendrá más hijos en el futuro —dijo suavemente.
Ella dio un débil murmullo, sin decir nada. A pesar de su enfermedad, se mantenía tranquila y compuesta, aunque una leve señal de preocupación persistía en su expresión.
Su mano descansaba suavemente sobre su abdomen. Después de casi veinte días en el hospital, no podía evitar preguntarse cuánto había cambiado el mundo exterior.
—Joven Ama, hay rumores afuera de que usted y el Joven Maestro se están divorciando, pero... ¡Yo no lo creo! Dígame, ¿es verdad? —preguntó titubeante la señora Harris después de que Ella terminara el plato de sopa.
Ella sonrió débilmente. Aunque su tez era pálida, su porte seguía siendo sereno. —Señora Harris, ¿cuándo empezó a disfrutar de los chismes? El Joven Maestro y yo siempre hemos tenido una relación sólida.