—¿Qué hacemos? ¡No podemos encontrar el camino de regreso, y no hay señal en nuestros teléfonos! No es de extrañar que nadie venga más a este templo; ¡es demasiado fácil perderse aquí! —exclamó Autumn ansiosamente.
Aurora se mantuvo tranquila, observando los alrededores. Los árboles altísimos bloqueaban la mayor parte de la luz solar, y el paisaje tenía una atmósfera antigua, casi solemne. No había visto nada como esto en sus veintiséis años, así que se tranquilizó a sí misma; era un precio a pagar. Si quería ver algo hermoso, tenía que aceptar perderse en el camino.
—No entremos en pánico. Deberíamos quedarnos aquí y esperar. El director vendrá a buscarnos —dijo Aurora mientras se sentaba casualmente en una gran roca cercana.
Todos estaban agotados de tanto caminar y aprovecharon para descansar, pero Autumn estaba inquieta.
—¿Quedarnos aquí y esperar? ¿Y si... hay animales salvajes? ¡Eso sería aterrador!