El patio estaba adornado con flores exuberantes y luces coloridas, con un tenue aroma floral llenando el aire. Los invitados se reunían en pequeños grupos, charlando y riendo sobre eventos recientes.
Ella llegó temprano, contemplando en silencio los posibles desenlaces de la noche. Llevaba un vestido sin tirantes gris-azul hecho de una tela lustrosa que brillaba bajo las luces, llegando justo hasta sus pies: elegante y digno.
Ella, con un plan bien pensado, caminó hacia el salón con una leve sonrisa. Sabía que esta noche marcaría el inicio de su contraataque.
Dentro del salón, Brianna estaba saludando a los invitados con una sonrisa cortés. Al ver que Ella no llevaba el vestido sabotado de cuello halter, frunció ligeramente el ceño, sorprendida. Se acercó a Ella y preguntó suavemente:
—Ella, ¿por qué no estás usando el vestido que preparé para ti? ¿No te gusta?