A pesar de su habitual desagrado por el frío, Dahlia sentía una atracción irresistible por aventurarse afuera y jugar en los gélidos vientos invernales y los torbellinos de copos de nieve.
—Escucha a tu cuerpo —susurró Carter. Ella sintió una oleada de afecto proveniente de él—. Es tu lobo llamándote. Dahlia podía sentirlo rozar su nariz en su cabello, inhalando su aroma.
Él podía sentir, oler y ver la necesidad en los ojos verdes musgo de su compañera, que estaban rodeados de oro con pequeñas motas de este dispersas aquí y allá. Su lobo estaba intentando hacer su primera aparición.
—...Rory, tu lobo, quiere que te transformes y salgas a correr —explicó Carter.
Gideon estaba inquieto y agitado, brincando dentro de la mente de Carter, listo para transformarse también. Quería conocer a Rory, su nueva compañera, por primera vez.