BAILANDO CON LLAMAS - PARTE 1

Faye observaba mientras Sterling aceptaba el sobre del mensajero. Sus ojos carmesíes brillaban con una intensidad ardiente al ver el sello de cera rojo y dorado.

Soltó un pesado suspiro, y ella escuchó el chasquido de la cera y el arrugarse del papel mientras los dedos del Duque rasgaban la carta.

Vio el ceño de Sterling fruncirse y podía sentir que algo estaba terriblemente mal. Incluso el crujiente viento invernal de Everton parecía volverse duro y agrio con la llegada del heraldo imperial.

—¿Todo está bien? —preguntó Faye, a punto de colocar su mano en su brazo, pero Sterling la hizo callar con un levantar de su dedo índice, señalando que no había terminado de leer la carta.

Una vez que terminó, estrujó el papel en una bola y lo descartó en el suelo, frente a los pies del mensajero.

—Dile a tu rey que declinamos y no podemos aceptar su invitación para visitar la capital —dijo Sterling.