—Sé que he hecho muchas cosas que te han herido en el pasado, pero he despedido a todas esas mujeres. Hoy fue una excepción, cariño, esto no volverá a suceder en el futuro.
Jian Yufei frunció el ceño incómoda.
No era su estilo. Siempre decía lo que pensaba una vez y se negaba a repetirlo. Especialmente le disgustaba justificar sus acciones, a veces rehusaba explicarlas por completo.
Hoy, estaba continuamente inventando explicaciones para ella. ¿Realmente le preocupaba que estuviera molesta y enfadada?
Ella lo miró, perdida. Ella dijo, confundida:
—Tianling, no sé por qué has cambiado de repente, pero espero que no estés fingiendo. Prefiero que seas directo conmigo, ¿de acuerdo?
De repente, el hombre le sostuvo la cara con sus manos y la besó profundamente en los labios.
Jian Yufei se vio sorprendida y abrió los ojos de par en par. Todo lo que podía ver eran sus profundos y oscuros ojos. Estaban tan cerca que podía contar el número de pestañas que él tenía.