—Aquí... así —murmuró, acercándose más a su rostro, su voz era baja y ronca.
Jian Yufei no notó su cercanía, estaba únicamente concentrada en su explicación, asintiendo incesantemente mientras escuchaba.
Su explicación era buena, cautivadora, y ella estaba completamente fascinada.
Había incluso olvidado que él era Ruan Tianling...
Para cuando se dio cuenta de que algo no estaba bien, la mano izquierda del hombre había abandonado el teclado y había encontrado su camino hacia su cintura.
El calor repentino que fluía de sus palmas la sacudió de vuelta a la realidad.
—Ella jadeó, intentando de reflejo retirar su mano, pero su otro brazo la rodeó, atrayéndola hacia su abrazo.
—Tú... —los ojos de Jian Yufei se abrieron enormes entre la vergüenza y la ira mientras luchaba—. ¡Déjame ir!
¡Qué hombre tan despreciable! Nunca esperó que él aprovechara su descuido.
Jian Yufei instantáneamente lamentó su negligencia, reprochándose por ser demasiado confiada.