—Ruan Anguo, al ver sus acciones, se sintió inmensamente enfadado, incapaz de respirar. Su visión se nubló y se desplomó en el sofá.
—¡Abuelo!
—¡Papá!
—¡Viejo Maestro!
Todo el mundo estaba en caos, apresurándose a revisar su estado.
Madam Ruan miraba nerviosamente a su suegro, con las manos temblando ligeramente.
—¡Papá, despierta, por favor no me asustes! Si le pasaba algo al maestro anciano, realmente no podría eludir la culpa!
—¡Abuelo, abuelo! Jian Yufei, llorando, se arrodilló y extendió la mano, agarrando firmemente el brazo de Ruan Anguo. —¡Abuelo, qué te pasa? ¡Por favor no me asustes, por favor no me asustes!
Madam Ruan la miró fríamente, de repente levantó la palma de su mano, ¡y zas! Le dio una bofetada en la cara.
—¡Fuera! Nuestra familia Ruan no puede permitirse una mujer como tú, ¡vete ahora!
Jian Yufei apretó fuertemente los labios, con los ojos muy abiertos, pero no pudo contener las lágrimas. Su cuerpo temblaba violentamente, su rostro descolorido.