Sabía que, en este momento, no importaba quién estuviera a su lado, ella se aferraría y pediría ayuda.
En sus ojos, él no era Ruan Tianling, sino un alivio temporal del dolor.
Pero en este momento, estaba dispuesto a ser un transeúnte, a ser su analgésico.
Mientras ella no estuviera desesperada, él haría cualquier cosa.
Ruan Tianling abandonó por completo todos sus sentimientos...
Sintiendo su respuesta, la bestia que llevaba dentro rugió
Afuera, el mundo seguía su curso, mientras ellos estaban sumergidos en la pequeña cápsula del coche, aislados del resto.
La mano del hombre sostenía su cintura...
Sus manos alrededor de su cuello, su mente en una niebla, respondiendo inconscientemente a su beso.
Todo se salió de control. Justo cuando estaba a punto de poseerla, un timbre abrupto retrotrajo su pasión y los trajo de vuelta a la realidad.
Ruan Tianling volvió en sí, su cuerpo tenso. Luego se apartó de ella y bajó la blusa que había levantado.